1.5.09

Introducción al pensamiento de Karl Marx (V)




5) Infraestructura y superestructura.

Para Marx la liberación del hombre, su emancipación definitiva y la erradicación de las distintas alienaciones que le atenazan son sólo posibles, como ya se ha dicho, si remodelamos las circunstancias sociales y económicas en las que vive. Modificando dichas situaciones podrá emerger un hombre nuevo, pero para ello cabe transformar de raíz la estructura que conforma a la misma sociedad. Ésta, a ojos de Marx, se divide en dos grandes apartados: la infraestructura y la superestructura.



A) INFRAESTRUCTURA

Corresponde a la estructura económica de la sociedad, esto es, la manera en cómo se ordenan los distintos medios para satisfacer la vida material de los individuos. Está determinada por:

-Fuerzas productivas: aquellos elementos que se precisan para procurar los productos de una sociedad en una época específica. Son obvias fuerzas productivas los recursos naturales a los que se tiene acceso (y que, en distintos tiempos, son diferentes, debido a nuevas técnicas para obtenerlos [p. ej: carbón, petróleo]), así como todos los instrumentos, maquinaria, el saber acumulado, las técnicas, la mano de obra, etc.

- Relaciones de producción: las que se configuran entre los distintos individuos con arreglo a la posición jerárquica de cada uno dentro del sistema de producción. Pueden dar lugar a relaciones de subordinación o dominación, por ejemplo, y atañe a los responsables de los medios de producción (empresarios, mandatarios, directores, etc.) y a los que prestan su fuerza productiva (proletariado).

Basándonos en cómo se armonizan estos dos elementos de la infraestructura de todo sistema productivo podemos observar la creación de diferentes tipos de sociedad, que cambia a lo largo del tiempo. Hasta Marx eran tres tipos, principalmente (“esclavista”, “feudal” y “capitalista”, que analizaremos en la siguiente entrega de esta serie), a los que se sumaría el comunismo

B) SUPERESTRUCTURA

Por su parte, la superestructura designa, dentro del marxismo, el conjunto de instituciones y sistemas de organización social, jurídica y política, así como las formas de conciencia (sean religiosas, artísticas o filosóficas) específicas de cada sistema productivo y que se hallan condicionadas por él. Examinémoslas.

- Superestructura ideológica: la conforman el cúmulo de creencias, modos de pensamiento e ideas propias de cada sociedad. Son las expresiones religiosas, científicas, filosóficas y artísticas.

- Superestructura social: corresponde a la clásica “división de clases”, un sistema de organización social cuyas facciones están en relación con el lugar que ocupan en el sistema productivo que, como ya sabemos, se seccionan en dominantes y dominadas (o propietarios y fuerzas productivas).

- Superestructura jurídica y política: es el modo en como se organiza el poder político y
se dispone la legislación de una sociedad. Como vimos, Marx creía, no que cada tipo de sociedad generaba un poder político y legislativo específico, sino que eran éstos elementos los que determinaban la aparición de una forma de sociedad, todo lo cual derivaba finalmente en una estructura económica singular, acomodada precisamente con aquel poder político y legislativo. En otras palabras, que éstos se hallan, desde siempre, bajo las riendas de las clases dominantes (propietarios, empresarios, etc.), los cuales acaban encauzando y amoldando todo el sistema de leyes y políticas para su propia protección y expansión.

Menciono, a continuación, un texto de Jordi Cortés Morató (“Diccionario de filosofía Herder”) en referencia a la relación entre infraestructura y superestructura: “En la medida en que la superestructura es dependiente de la base económica real, es decir, de las relaciones productivas, la superestructura se constituye como la ideología dominante, es decir, como la ideología de la clase dominante en el modo de producción que la engendra. Este término es usado por Marx en la “Contribución a la crítica de la economía política”, en el contexto de una formulación general y abreviada de su concepción del materialismo histórico. Por tanto, debe entenderse también como una formulación general y abreviada, de ahí que las polémicas que se han suscitado relativas a si la base económica determina por completo, o sólo «en última instancia», a la superestructura, o hasta qué punto cambios en la superestructura pueden condicionar cambios en la estructura económica, deben relativizarse, y se debe considerar la teoría marxista en su conjunto. No obstante, Engels afirma que «en última instancia» debe explicarse todo el conjunto de instituciones jurídicas y políticas, y las representaciones religiosas, filosóficas e ideológicas propias de cada época, a partir de la infraestructura. Pero en una carta a J.Bloch, Engels mismo matiza esta determinación «en última instancia», que no es un mero determinismo economicista, y señala el aspecto de acción recíproca entre ambas instancias: la infraestructura y la superestructura”.

Pero Marx es más taxativo: “el modelo de producción de la vida material determina el carácter general de los procesos de la vida social, política y espiritual”. Parece, pues, que aunque tanto la infraestructura como la superestructura puedan oponerse dialécticamente, para así llegar a una nueva situación de cambio social (esto es lo que el mismo Marx admite), la dirección a seguir siempre parte del mismo punto (el sistema económico) y se dirige a la misma meta (el sistema ideológico, social y político). Sin un cambio en aquel, pues, es imposible concebir una trasformación radical de éstos.

(continuará)

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